A pesar de encontrarse convaleciente por una reciente infección respiratoria, el papa Francisco se presentó este domingo en el tradicional balcón de la basílica de San Pedro para impartir la bendición “Urbi et Orbi”, en el marco de la celebración de la Pascua de Resurrección.
Desde una silla de ruedas y frente a una multitud de 35.000 fieles en la Plaza San Pedro, el Sumo Pontífice, de 88 años, emitió un fuerte llamado a la paz mundial y a la libertad religiosa como pilares esenciales para la convivencia global.
“No puede haber paz sin libertad de religión, libertad de pensamiento, libertad de expresión y respeto por las opiniones de los demás”, expresó Francisco, en un mensaje que fue leído en parte por un colaborador debido a su delicado estado de salud tras haber sido internado por una neumonía bilateral.
La misa del Domingo de Resurrección fue presidida por el cardenal Angelo Comastri, mientras que el Papa se limitó a desear una “Buena Pascua” antes de impartir la bendición.
En su mensaje, el Pontífice pidió un cese del fuego en Gaza, la liberación de los rehenes y el ingreso de ayuda humanitaria para la población afectada. También exhortó a los líderes del mundo a dejar de lado “la lógica del miedo que aísla” y a usar los recursos para combatir el hambre, ayudar a los más vulnerables y promover el desarrollo.
Con dureza, condenó los ataques a hospitales y a trabajadores humanitarios, recordando que “lo que está en la mira no es un mero objetivo, sino personas con alma y dignidad”.
Una vez más, el Papa aprovechó una fecha clave del calendario católico para hacer un llamado a la conciencia global, instando al fin de la violencia y al respeto por la vida humana en todos los rincones del mundo.